Jardines del balneario de Marmolejo

El recinto del Balneario contaba entre sus joyas con un amplio jardín con varios paseos en el centro y el perímetro. Los primeros planos están fechados en 1894 y su inauguración en 1895. En total, ocupaba nueve hectáreas y comenzaba su recorrido en el viaducto, lo que hoy llamamos escalinatas. La disposición del jardín y bosque que rodeaba el Balneario fue un proyecto que se encomendó al encargado del jardín botánico de Córdoba, Manuel Méndez. Los jardines tenían un camino principal y varios senderos distribuidos en todo el perímetro de la zona, además de distintas fuentes y algunos pequeños puentes que permitían salvar los arroyos que discurrían a través del parque. Todo ello respondía a una cuidada planificación basada en las premisas árabes de construcción de jardines, centrándose en la recreación de los cinco sentidos. De este modo, el viajero podía disfrutar no solo del placer de pasear en un lugar que constituía un oasis de frescura en verano, sino también de los colores de las plantas y flores, del sonido de la naturaleza en su plenitud, del sabor de los frutos de los árboles y del aroma inconfundible de las plantas criadas con minuciosidad. Y todo ello podía hacerse sin renunciar a las comodidades de un lugar llano, adaptado a las necesidades de los turistas y vecinos de Marmolejo en el que detenerse a descansar. Los laterales de los bancos de piedra maciza que había dispuestos a lo largo del paseo podían alquilarse para promocionar un servicio o producto, tal y como se aprecia en algunas fotografías de la época. La repercusión del Balneario de Marmolejo hacía posible que empresas de Sevilla, Rute, La línea de la Concepción o Córdoba se anunciaran aquí. En este magnífico lugar se podía disfrutar de las especies vegetales autóctonas de Sierra Morena y otras endógenas de Marmolejo: cinamomos, fresnos, sóforas, castaños de indias, eucaliptos, naranjos, almendros, nísperos, lilos, almeces, madroños, acebuches, lentisco, enebros y otras especies aromáticas. Como complemento al jardín se dispuso también un recinto vallado con algunos animales, como gallinas, palomas o avestruces. Llama la atención el nombre que le dieron a una zona llena de frondosos árboles en los que acostumbraban a posarse ciertas especies ornitológicas y que terminó haciéndose popular entre los visitantes: la pajarera.

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