Historia de Marmolejo

Historia de Marmolejo

Los vestigios arqueológicos encontrados en el territorio de Marmolejo y las evidencias de su cercanía con el cauce del río Guadalquivir indican que la zona fue ocupada durante la Prehistoria y la Antigüedad. Los restos más antiguos se remontan al Paleolítico. En el siglo VII a. C. la colonización tartesia ocupó densamente el territorio con pequeños asentamientos. En época romana, la zona de Las Torrecillas era el centro neurálgico de la población y del siglo II existen evidencias de asentamientos familiares de pequeñas casas de campesinos en Santa Amalia, el cerro Pimiento de San Julián o en la casilla de Los Mártires. De la dominación islámica quedó un pequeño castillo que después albergó la ermita de San Lorenzo y que aparece referenciado en un poema de Luis de Góngora, además del castillo de la Aragonesa, lugar declarado bien de interés cultural que tras la conquista se transformó en residencia palaciega. Marmolejo era hasta 1791 una aldea dependiente de Andújar y el 27 de mayo de ese año, Carlos IV otorga el título de villa a Marmolejo y con ello comienza su andadura como localidad independiente. Para ese momento el agua y los manantiales de Marmolejo ya eran conocidos no solo por los vecinos, ya que 10 años antes el médico francés Tissot ya había referenciado sus propiedades minero-medicinales en una de sus obras más conocidas. A partir de ese momento la historia de Marmolejo quedaría para siempre ligada a la de su famoso y visitado Balneario. El auge del establecimiento permitió que a finales del siglo XIX y comienzos del XX hubiera en Marmolejo más de 10 hoteles, 50 casas de huéspedes y el primer tranvía de sangre de la provincia. Marmolejo no era un simple pueblo de algo más de 7.000 habitantes, sino más bien una pequeña ciudad que vivía de la riqueza de sus aguas y del turismo que atraía a la localidad a gente adinerada, políticos, nobles y miembros de la realeza. Durante la Guerra Civil Marmolejo albergó un hospital de sangre en el Balneario y algunos de sus hoteles acogieron en sus instalaciones brigadas militares completas. Tras la contienda el Balneario de Marmolejo y la localidad tuvieron una segunda etapa de auge turístico, aunque mucho más modesta que la anterior.

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